Protección Contra el Fuego Repentino

Parte 2 – Certificación, Selección y Cuidados Durante el Uso

Por Maria Chies

La certificación conforme a la NFPA 2112 representa la primera etapa en la validación de que las telas han sido sometidas a ensayos rigurosos y cumplen con los criterios mínimos de desempeño, conforme a lo ya discutido en nuestro primer artículo de este mes.

Dicha certificación debe ser realizada por organismos de tercera parte, reconocidos internacionalmente, con competencia técnica comprobada para llevar a cabo auditorías en los procesos de fabricación y analizar con la debida profundidad los informes de ensayos y la conformidad de los materiales.

Todas nuestras telas están certificadas por UL según la NFPA 2112, lo que garantiza el pleno cumplimiento de los requisitos normativos internacionales.

El proceso de certificación exige que el fabricante mantenga un sistema robusto de control de calidad, con trazabilidad de lotes y ensayos periódicos para asegurar la continuidad del desempeño a lo largo del tiempo. La recertificación es anual y obligatoria para mantener su vigencia.

Además del cumplimiento técnico, la certificación ofrece respaldo jurídico y normativo a las empresas, especialmente en países donde la reglamentación de la protección térmica ya es una realidad.

No obstante, ciertamente debemos ir más allá de la certificación. Como ya se ha abordado, estos requisitos son mínimos, y queda mucho por hacer para garantizar una protección adecuada a nuestros trabajadores.

Criterios Fundamentales para la Selección de Prendas

Aunque la NFPA 2112 acepta hasta un 50 % de superficie corporal quemada en el ensayo con maniquí instrumentado (ASTM F1930), la práctica técnica y médica [1] demuestra que quemaduras superiores al 15 % de la superficie corporal ya representan un riesgo significativo de:

  • Shock hipovolémico

  • Infecciones severas

  • Complicaciones respiratorias

  • Hospitalizaciones prolongadas y ausencias laborales

  • Muerte, dependiendo de la edad y el estado de salud del trabajador

La situación puede agravarse aún más en casos de inhalación de vapores o humos a altas temperaturas, comprometiendo el tracto respiratorio, lo cual no es infrecuente en accidentes con productos inflamables. Además, como se mencionó en la primera parte de nuestro artículo, el tiempo de remoción y el acceso a atención médica especializada pueden ser decisivos en el rescate de las víctimas.

Esto se evidencia en el Archivo Nacional de Quemaduras de los Estados Unidos de 2016, publicado por la American Burn Association – ABA [2]. Sin considerar los casos con inhalación, en el grupo etario de 20 a 29,9 años, un porcentaje de quemadura corporal del 50 % presenta una tasa de mortalidad del 9,6 % y una media de 47 días de hospitalización. Si el porcentaje de área quemada aumenta, la tasa de mortalidad asciende al 38,6 % con una media de 45 días de internación.

Al analizar quemaduras de hasta el 29,9 % de la superficie corporal, la tasa de mortalidad es del 1,3 % para el grupo de 20 a 29,9 años, y del 9,9 % para el grupo de 50 a 59,9 años. Son cifras que no deben subestimarse: por cada 100 accidentados, hay prácticamente 10 víctimas fatales en plena edad laboral.

Por lo tanto, se recomienda priorizar prendas de protección térmica que minimicen los efectos de las quemaduras, y que, en los ensayos con maniquí instrumentado, presenten niveles de quemadura corporal total lo más bajos posible, incluso si los resultados están dentro del rango de aprobación de la norma.

Factores Adicionales al Desempeño Térmico de la Tela

El desempeño térmico es esencial, pero la prenda de protección térmica debe proporcionar características adicionales para que los trabajadores puedan desempeñar sus funciones adecuadamente.

Aspectos como el confort térmico y la transpirabilidad, la resistencia a la tracción y a la abrasión, la estabilidad dimensional, el peso y la flexibilidad de la tela, entre otros, influirán en la productividad y afectarán directamente los índices de negligencia o uso indebido de las prendas. Además, telas que no ofrecen confort duradero pueden provocar riesgos secundarios debido a molestias persistentes —lo que genera distracción y malestar—, pérdida de movilidad —que puede inducir riesgos ergonómicos secundarios—, y desequilibrio postural —conduciendo a fatiga o estrés excesivo.

En la actualidad, no se pueden ignorar los impactos socioeconómicos y ambientales de los procesos productivos. Los fabricantes textiles en el ámbito de la protección térmica deben demostrar prácticas sostenibles, ya que ello influirá en la percepción y acciones de las empresas usuarias. Certificaciones como OEKO-TEX 100 son evidencia de este compromiso y pueden resultar significativas para los usuarios más exigentes y con enfoque en un futuro sustentable.

Auditorías y Control Durante la Vida Útil de la Prenda

La eficacia de una prenda de protección térmica no se limita al momento de su certificación. A lo largo de su vida útil, factores como:

  • Lavados incorrectos

  • Uso de blanqueadores o productos abrasivos

  • Exposición intensa a la radiación ultravioleta

  • Rasgaduras y daños físicos

  • Sustitución de componentes sin control técnico

pueden comprometer su capacidad de protección.

Por ello, es fundamental establecer un programa de inspección y auditoría periódica, con soporte técnico calificado. Algunas buenas prácticas incluyen:

  • Capacitación de los usuarios sobre conservación y uso adecuado

  • Sustitución programada según ciclos de uso y lavado

  • Auditorías visuales y funcionales periódicas

  • Uso de lavanderías especializadas (certificadas) para el tratamiento de prendas de protección térmica

Las empresas que tercerizan este servicio mediante una gestión profesional de EPI cuentan con mayor control y trazabilidad de los riesgos.

Conclusión

La seguridad frente al riesgo de fuego repentino requiere un enfoque sistémico: desde el análisis de riesgos y la selección adecuada de telas y prendas (según la NFPA 2113), hasta la certificación de conformidad con la NFPA 2112, el seguimiento mediante auditorías durante la vida útil y la capacitación de los usuarios para actuar en situaciones de emergencia.

Comprender que no toda prenda aprobada ofrece la misma eficacia refuerza la necesidad de adoptar criterios técnicos más rigurosos. Muchas empresas de referencia en el sector, como parte de sus especificaciones técnicas internas, establecen un límite máximo de hasta el 20 % de área corporal quemada, incluso en prendas certificadas según la NFPA 2112, con el objetivo de aumentar aún más el nivel de protección de sus trabajadores.

Este enfoque destaca la importancia de seleccionar cuidadosamente telas con desempeño comprobado en ensayos de exposición térmica y de adoptar márgenes de seguridad superiores a los mínimos exigidos por las normas.

Más allá del cumplimiento normativo, es necesario preservar vidas con responsabilidad y conocimiento técnico.

Referencias

  1. J. A. Farina Jr, C. E. F. de Almeida, M. E. P. M. de Barros, R. Martinez. Reduction of mortality in burned patients. A multifactorial approach. Rev Bras. Queimaduras. 2014;13(1):2–5.

  2. American Burn Association. National Burn Repository® 2016. Version 12.0.

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