Alguien ya dijo que “¡nada se crea, todo se copia!”.
No estoy de acuerdo el 100% con la frase, pero, sin duda, podemos y debemos aprender mucho con buenas prácticas, fundamentalmente con aquellas que comprobadamente presenten buenos resultados. Recientemente un grupo de profesionales y yo tuvimos dos excelentes oportunidades de intercambio de experiencias y conocimientos que ratifican esa afirmación.
En marzo, visitamos instalaciones de Westex by Milliken, en Carolina del Norte en los Estados Unidos de América, y pudimos acompañar el proceso de producción de las telas FR – Flame Resistant – materia prima de muchas de las prendas actualmente usadas por los electricistas en Brasil. Acompañar el proceso productivo agregó mucho al conocimiento del grupo, pero lo más relevante en mi opinión fue verificar los cuidados que se toman con relación a la garantía de la calidad de las telas fabricadas. No solamente los varios ensayos realizados, como también el cuidadoso proceso de rastreabilidad adoptado por Milliken, garantizan que las telas utilizados en la confección de las prendas van, de hecho, a actuar dentro de sus especificaciones.
Así, los procesos que aseguran la calidad de un producto tan importante para la seguridad de los trabajadores deben ser exigidos por las empresas y consumidores a todos sus proveedores. Aliados a la correcta especificación de la protección necesaria al desempeño de las actividades de los electricistas, tales cuidados determinarán su adecuada protección.
En la misma ocasión también visitamos la empresa proveedora de energía eléctrica para Philadelphia, Estado de Pennsylvania, PECO ENERGY COMPANY.
Fuimos recibidos por colegas que actúan en la seguridad y salud en la empresa y tuvimos la oportunidad de participar en la reunión mensual que celebran, con la importantísima presencia de los directores de la empresa. O sea, en ese punto se identifica una práctica que, desafortunadamente, no es rutina en varias empresas brasileñas en que la presencia del alto nivel jerárquico en reuniones para discutir asuntos pertinentes a la seguridad y salud no es habitual. Más importante, no se trataba de encuentro fuera de la agenda motivado por algún accidente u ocurrencia grave, sino reunión mensual en que todos los involucrados, incluso los representantes de los trabajadores – sindicalistas -, pasan toda la mañana verificando posibilidades de mejoras para la prevención de los accidentes.
De las discusiones realizadas allá, una me interesó sobremanera cuando el tema de la prevención de accidentes con enfoque en el comportamiento de los trabajadores fue abordado. Así como las empresas del sector eléctrico brasileño, que mucho ya han invertido en seguridad en forma general, nuestros colegas americanos también están preocupados con la “cultura de seguridad” en la empresa. Así como nosotros, discuten cuáles caminos, programas y acciones se deben implantar para aumentar la confiabilidad humana en la realización de las tareas de los electricistas, que por sí involucran riesgos considerables. O sea, a ejemplo de lo que hoy varias de nuestras empresas han buscado, nuestros colegas norteamericanos también invierten en programas que pueden catalizar cambios de comportamiento que propician el perfeccionamiento de la seguridad. ¡Ejemplos a seguir!
En otra ocasión, hecha el mes de abril, fuimos invitados a participar en un seminario organizado por la empresa argentina EPE – Energía de Santa Fe – en la ciudad de Rosario. En el seminario, que contó con diversos temas dirigidos a la seguridad y salud de los trabajadores, nuestra incumbencia fue la de tratar el tema: Estadística de Accidentes en el Sector Eléctrico Brasileño. A pesar de la relevancia del asunto, no me limité a esa cuestión, abordando otros aspectos relacionados a la prevención de los accidentes propiamente dicha.
Pero lo que deseo aquí registrar, fue la iniciativa de los colegas argentinos con relación a la adopción de prendas ignífugas para sus electricistas. Aunque no exista la obligación legal en Argentina, al contrario de nuestro país en que la NR-10 determina la utilización de prendas ignífugas, nuestros colegas de EPE, en conjunto con representantes de los trabajadores – sindicatos –, tomaron la decisión de pasar a suministrar a los electricistas ese importante EPI. Con estudios técnicos realizados, incluso con visitas a empresas en Brasil, así como al “LEVE – Laboratório de Ensaios de Vestimentas” del “IEE – Instituto de Energia e Ambiente da USP”, nuestros colegas ratificaron la decisión tomada hace algunos años sobre la utilización de las prendas. O sea, en ese caso las experiencias y resultados por nosotros ya obtenidos auxiliaron en la base de sus argumentaciones para que la empresa invirtiera en ese importante EPI.
De esa forma, y volviendo a la frase inicial “¡nada se crea, todo se copia!”, no hay como negar que tratándose de la preservación de la vida y de la salud de trabajadores en todas las partes del mundo, la “copia” bien hecha y, muchas veces, mejorada es muy eficiente y se debe incentivar.
Ing. Msc. Luiz Carlos de Miranda Júnior
Gerente de SST – Fundación COGE
Profesor – UNICAMP