La industria eléctrica utiliza rutinariamente evaluaciones de riesgos para definir y abordar los peligros multifacéticos encontrados en los lugares de trabajo. A medida que se identifican los peligros, la NFPA 70E define la jerarquía de los controles de riesgos, es decir, es un sistema integral utilizado para minimizar o eliminar la exposición al peligro con el objetivo de reducir la probabilidad de que ocurra un incidente y mitigar la gravedad de las lesiones en caso que ocurriesen. Dentro del contexto de la jerarquía del control de riesgos, han sido definidas múltiples etapas, empezando con la eliminación de riesgos hasta llegar al uso adecuado de equipos de protección personal (EPP): todas estas etapas deben trabajar en conjunto para crear un entorno de trabajo lo más seguro posible.
Debido a que ningún control de riesgos es infalible y todos los métodos de control de riesgos están sujetos a errores humanos durante el proceso, la edición 2018 de NFPA 70E enfatiza considerar la inminencia del error humano en una evaluación de riesgos. Esta propensión a un error provocado por el trabajador que desencadena un peligro, puede afectar la efectividad de un programa de seguridad. Para lograr el cumplimiento de la norma, la evaluación de riesgos debe considerar el error humano y abordar su posible impacto en las personas, los procesos, el entorno de trabajo y el equipo.
Al identificar los riesgos del error humano, es importante definir las áreas e instancias donde puede ocurrir y contrarrestar estos precursores de error con herramientas de desempeño humano óptimas. El Anexo informativo Q, Tabla Q, describe los precursores de errores humanos, por ejemplo, estrés, presión por tiempo limitado, distracciones y complacencia, que hacen que un error humano sea más probable y, por lo tanto, más probable un incidente catastrófico.
El gran número de precursores de errores humanos sugiere una creciente importancia de mitigar los impactos de los mismos. De hecho, como se menciona en el Artículo 110.1, para cumplir es necesario analizar y tener en cuenta el error humano. Este se puede abordar de dos maneras, comenzando en la parte superior de la jerarquía de las etapas con pasos proactivos e implementando un programa de EPPs como capa final de protección.
Para abordar el error humano proactivamente, revise el Anexo informativo Q: Desempeño del trabajador y seguridad eléctrica en el lugar de trabajo. Este anexo proporciona herramientas proactivas que contrarrestan varios precursores que potencialmente están presentes en todos los métodos de control de riesgos y son mejoras útiles a los protocolos de seguridad.
Como capa final de protección, un programa de prendas ignífugas de uso diario para arco eléctrico puede ayudar a mitigar las consecuencias catastróficas asociadas con los incidentes asociados a un error humano. En el caso de un arco eléctrico, el EPP podría ayudar a disminuir el daño resultante siempre y cuando sea usado adecuadamente y en el momento apropiado. Las prendas ignífugas de uso diario garantizan uniformidad, comodidad y protección para categorías 1 y 2, sin necesidad de capas adicionales de tela.
Es necesario llegar a un consenso de la evolución de los parámetros mínimos, los trabajadores de la industria eléctrica ahora tienen instrucciones claras para abordar el error humano. Un enfoque integral para mitigar los incidentes provocados por los trabajadores ayuda en gran medida a la industria a perpetuar la cultura de seguridad.
«El error humano, o la propensión a un error provocado por el hombre que desencadena un peligro, puede afectar la efectividad de un programa de seguridad”.